jueves, 11 de diciembre de 2014

Gracias, Malala

¡Hola de nuevo! ¡La inspiración por fin ha vuelto! ¡Viva! ;)
Y esta vez ha sido gracias a Malala. Me ha impresionado y emocionado tanto su historia que me moría de ganas por escribir sobre ella y todo lo que esta pequeña gran mujer, de tan solo 18 años, ha aportado, está aportando y aportará a un mundo en el que, aunque muy tenuemente, están apareciendo atisbos de la justicia, igualdad y fraternidad que pretendían alcanzar los franceses hace ya unos siglos.
Pero el hecho de que este año el premio Nobel de la Paz se le haya otorgado a Malala, y teniendo en cuenta quiénes fueron en el pasado algunos personajes que recibieron ese mismo galardón (me viene a la mente Obama del que creo que sobra cualquier tipo de comentario acerca de que fuese meritorio de tal honor),  es un avance y un hecho a celebrar.
No voy a usar el post esta vez para emitir juicios de valor sobre el que una niña con tan solo once años sufriese un intento de asesinato simplemente por reivindicar su derecho a estudiar. Y reivindicarlo, además, utilizando el arma más potente al alcance de cualquiera: la palabra. Y gracias a su voz, el mundo entero fue consciente de algo que estaba ocurriendo en su país, Pakistán, y que no era más que la prohibición de acudir a la escuela a las niñas.
Como ya dijo en su día Ernesto Guevara (El Che) "Un pueblo que no sabe leer ni escribir, es un pueblo fácil de engañar"; y esto les interesa a los gobernantes de ciertos estados (quiero pensar que no ocurre en el nuestro, pero cada vez tengo más dudas). Todos conocemos el papel que desempeña la mujer en el mundo islámico. Es de sentido común pensar que a sus dirigentes lo que menos les interesa es que las mujeres estudien, se formen, descubran que existen otras culturas, otras formas de vida, que son iguales a los hombres y que, en definitiva, son PERSONAS, que merecen el mismo respeto, el mismo trato y la misma valoración que cualquier otra.

Afortunadamente existe gente como Malala. Personas extraordinarias que luchan por sus objetivos, convicciones e ideales, y gracias a ellas, este mundo puede cambiar. Y lo está haciendo. Hoy me siento optimista.

Un besín,
Olaya.

martes, 2 de diciembre de 2014

Disculpen las molestias

Cerrado por falta de inspiración (y un poquito de derribo). Espero que no se haya ido muy lejos, y que las palabras vuelvan pronto a fluir. Disculpen las molestias ;)




Olaya

martes, 25 de noviembre de 2014

Tengo un sueño

Hoy es el "Día Internacional contra la Violencia Machista". No me gustan mucho los "Días Internacionales de lo que sea", porque parece que es el único día del año en el que la gente se acuerda del tópico correspondiente: el día de la lucha contra el cáncer de mama, todos mostramos nuestro apoyo hacia las mujeres que lo padecen mediante mensajitos en facebook, lacitos rosas en whatsapp, anuncios en la televisíón e incluso conciertos organizados por emisoras de radio. Pero, ¿y los 364 días del año restantes? Nadie las recuerda. Sólo las personas que se ven afectadas de modo directo.
Lo mismo ocurre con la violencia machista. Hoy, todo el mundo estará pendiente de los mismos mensajitos de facebook, de las noticias en los medios de comunicación sobre estadísticas de mujeres asesinadas a manos de sus maridos, etc. Y el resto del año, ¿qué?
Porque contra el cáncer de mama sí es cierto que, más allá de las revisiones médicas rutinarias, no podemos luchar individualmente. Pero contra la violencia de género sí. Sí podemos. Es más: DEBEMOS.
El problema de este tipo de violencia es que está demasiado arraigada en nuestra sociedad. No hace falta llegar a un extremo fatal como es un asesinato, para comprobar que está latente entre nosotros, y que somos muchas las mujeres que de uno u otro modo la sufrimos a diario. Me atrevería a decir que la mayoría. Comentarios, gestos, actitudes, acciones por parte de los hombres, e incluso por parte de las propias mujeres.
Somos una sociedad machista por naturaleza, y ese es el problema de fondo, por lo cual es contra eso contra lo que debemos luchar.
Tomando una tarde un café con una amiga y su hijita que estaba empezando a decir sus primeras palabras, me vino un pensamiento a la mente. La pequeñina sólo decía "pa-pa", y mi amiga se "enfadaba" porque no decía "ma-ma". Y entonces pensé: si los bebés, que por norma general pasan más tiempo con sus "mamás", y comienzan a decir antes "pa-pa" que "ma-ma", ¿por qué las madres no son las "pa-pa"? Todos conocemos el increíble nexo que se establece entre una madre y su hijo durante su primer año de vida. Es lógico pensar que, de llamar a alguien, el bebé llamará a su madre ya que es la persona de la que más dependencia tiene, y que la primera palabra que pronuncie será para referirse a ella. Pero como la lógica, lamentablemente, no se suele aplicar mucho, el "honor" de la primera palabra de un bebé se lo lleva, cómo no, el macho alfa.
Pero es un concepto tan tan tan arraigado, que ni nos damos cuenta que, desde muy pequeños, se nos está inculcando.
Me encantaría tener la clave para, poco a poco, romper todas estas ataduras, pero no la tengo. Creo lo importante es intentar que nuestros pensamientos sean siempre consecuentes con nuestros actos. Y que los reivindiquemos. Y que eduquemos a las nuevas generaciones en el valor de la igualdad, en su más amplio sentido de la palabra. Porque esa será la única manera de lograr un mundo mejor en el que vivir.

"Tengo un sueño, un solo sueño: seguir soñando.
Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad,
y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas."
Martin Luther King

domingo, 23 de noviembre de 2014

Momentos remember

¡Hola hola! :)
Parece que la lluvia no está decidida a abandonarnos por el norte, y nos deleita con su presencia casi a diario...así que habrá que aprovechar lo que este supuesto "mal tiempo" nos ofrece de la mejor manera posible. Este fin de semana no me dio por los fogones, pero he dedicado parte de él a hacer limpieza de  habitación. El que hoy es mi dormitorio, lo es desde hace muchos años, y en él sigue habiendo reliquias que no ven la luz desde hace muuucho tiempo. La última vez que hice "limpieza" (por limpieza me refiero a deshacerme de un montón de cosas inútiles que guardo por su alto valor sentimental, pero que obviamente, a efectos prácticos, ya no necesito), me vi obligada a despedirme de: un peine para la Barbie y unos zapatitos suyos, unos cuantos colgantes de artistas varios, un pin de "Pelegrín", la mascota del Xacobeo de ni recuerdo el año (del que me arrepiento muchísimo haber tirado...), una llavero de Salou, y muchas otras cosas por el estilo. Todo esto lo tenía guardado en el cajón de mi mesita de noche.
Bueno, pues hoy ha sido el turno de las cajas de cartón, en las que guardo TODAS las cartitas que me escribía con mis amigas en el colegio y el instituto, mi colección de tarjetas de teléfono de las que se usaban en las cabinas, de distintos países, unos cuantos casettes y mis primeros CDs, y mi gran colección de etiquetas de ropa (de esta colección he decir que no me siento muy orgullosa...¿de verdad era tan hortera como para coleccionar eso? OMG!)
Y para muestra, un botón:







Como podéis comprobar, en lo que a gustos musicales se refiere, eran bastante variopintos. Mis grandes ídolos eran Ella Baila Sola y Eros Ramazzoti, lo que no quita que escuchase a Estopa (esa es la cinta de su primer disco, que recogía grandes éxitos como "La raja de tu falda"), Bob Marley o Sting. La cinta que pone "radio" era un recopilatorio de canciones que grababa directamente de la radio (quien no lo ha hecho alguna vez), con lo que la mayoría se escuchaban cortadas por el principio, o por el final, o con anuncios en el medio....¡pero es que era muy difícil estar en el momento preciso para comenzar a grabar la canción que te gustaba!
Y uno de mis primeros CDs fue el de los Back Street Boys, que aunque nunca me gustó ese grupo, a mis amigas les encantaba y me lo regalaron por mi cumpleaños para poder grabárselo ellas...
Estos momentos "remember" en los que abres una caja que estuvo cerrada durante años y en la que no sabes lo que te vas a encontrar me parecen maravillosos, porque al descubrirlos regresan a ti una multitud de recuerdos, sensaciones, sentimientos e incluso olores que permanecían ocultos en algún rincón de tu memoria, pero que al destaparlos tienen un efecto tan fuerte y tan real, que parece que fue ayer cuando los estabas viviendo.
Hasta otra,
Olaya

lunes, 17 de noviembre de 2014

Somos lo que comemos

¡Muy buenos días! ¿Cómo va esta mañana de lunes?
Como este fin de semana la meteorología no nos acompañó para disfrutar del aire libre, fue perfecto para experimentar en la cocina, así que hoy os traigo una nueva recetina exprés, sanísima, fácil y sorprendente que descubrí en un blog (de cuyo nombre no puedo acordarme): "patatitas como las de bolsa caseras, 100% sanas".
No sé si los snacks salados, llámense patatitas, fritos, risketos, o como sea, os gustan tanto como a mí, pero es que a mí me encantan. El único problema, a parte de su alto contenido en calorías que todos sabemos dónde se instalan, es que son "veneno" para nuestro organismo. Un veneno muy rico, pero veneno, al fin y al cabo. Porque todos estos snacks tan sabrosos y adictivos, están prácticamente constituidos de sal y de grasas saturadas, nutrientes que hacen un flaco favor a nuestro cuerpo. Aunque tanto las grasas como la sal son necesarios para su correcto funcionamiento, en el caso de la sal, debe ser tomada en muy poca cantidad, porque su exceso provoca hipertensión arterial, y las grasas que debemos tomar son preferiblemente las grasas insaturadas, que son las que precisamente NUNCA vamos a encontrar entre los ingredientes de la mayoría de los alimentos envasados (patatitas, bollería industrial, etc.). Las grasas saturadas son de origen animal, pero también están presentes en el aceite de palma, con el que últimamente se producen la mayoría de estos productos (lo que trae como consecuencia añadida directa la deforestación de la isla de Borneo, un maravilloso rincón de la naturaleza en el que se han talado miles de hectáreas de selva virgen para sustituirla por plantaciones de palma para obtener aceite...pero ese es otro tema).
¿Cuál es el efecto de las grasas saturadas pululando por nuestro interior? Pues básicamente, al igual que todas las grasas (tanto buenas como malas cuando se consumen en exceso), acumularse en el tejido adiposo (o sea, en forma de michelines, cartucheras, panza o como queráis llamarlo). Pero además estas grasas, debido a su composición química, aumentan el colesterol "malo", o LDL, en nuestra sangre, porque impiden que las células lo utilicen, obligándolo a circular por nuestro torrente sanguíneo, con el consecuente riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (las relacionadas con el corazón).
Al contrario, las grasas insaturadas, que son las que se encuentran en alimentos como el pescado, el aguacate o el aceite de oliva, debido a su composición química también, tienen el efecto contrario que las saturadas, ya que ayudan a reducir el colesterol "malo" o LDL.
Así que, tras el sermón contado, vamos allá con nuestras "patatitas prácticamente iguales que las industriales, pero caseras y 100% sanas".
Los únicos ingredientes que se necesitan son:
- Una patata
- Una pizca de sal
- Un chorrito de aceite de oliva
- Especias al gusto (opcional)

Para prepararlas, peláis la patata (o no) y la cortais en rodajas lo más finitas que podáis (yo tengo un pulso malísimo, y me quedan bastante irregulares, pero el resultado es el mismo). Las colocáis sobre un plato cubierto con papel de horno, juntas para que quepan todas, pero sin que se solapen, y les añadís la sal y las especias y una gota de aceite de oliva en cada una. Las introducís unos 8-10 minutos en el microondas (el tiempo es orientativo ya que depende de la potencia del micro; lo mejor es que transcurridos unos 4 minutos comprobéis cómo están para que no se quemen), y ¡¡¡listas!!!


 
 

El color rojo que les veis se debe a que les añadí una mezcla de especias que contienen paprika y pimentón, para darles un toque picante, aunque no controlé muy bien el bote sazonador y en algunas eché demasiada cantidad. ¡Gajes del oficio!

Bueno, espero que hayáis aprendido la lección de hoy y que nunca más volváis a tomar grasas saturadas ;)
Es broma. Lamentablemente en nuestra sociedad, llevar una alimentación completamente saludable es casi imposible. Lo importante es no abusar de ese tipo de alimentos, e intentar sustituirlos por sus versiones naturales siempre que sea posible, aunque sin obsesionarse con eso, porque ninguna obsesión es buena. Y recordad que "somos lo que comemos", y todo lo que nos llevamos a la boca es reflejo de nuestra forma de ser, de pensar y de sentir :)

Un besín, y feliz semana!
Olaya
 

 
 
 








viernes, 7 de noviembre de 2014

Es mejor no pensar...

No sé si alguna vez os habéis planteado cuestiones trascendentales del tipo "qué fue antes, ¿el huevo o la gallina?". Yo sí, muchas veces, aunque siempre acabo dejando por imposible el encontrar una respuesta. Para eso están las cabezas pensantes, y está claro que yo no soy una de ellas ;).
Creo que ya he dicho en algún post que soy una amante de la naturaleza. No en vano soy licenciada en Ciencias Ambientales. La razón por la que estudié esa carrera, que era bastante "rara" en mi época, tiene su gracia...resulta que, desde muy pequeñina adoro leer, y allá por mis años pre-adolescentes descubrí en la librería de mi pueblo una saga de libros que me enamoró: "Querida Camila...". En ellos, Sammy, una adolescente muy alocada, le enviaba cartas a su amiga Camila, a la que le contaba todas sus aventuras y desventuras. El caso es que Sammy se enamoró de un chico guapísimo, ecologista, vegano y además activista, con lo que ella, deseosa por llamar su atención, decide convertirse también en ecologista, vegana y activista. 
Que decir sobra que una menda, que suele vivir las historias de los personajes de los libros en carne propia, se quiso convertir también en ecologista, vegana y activista. Bueno, en vegana no, la verdad. Pero lo otro lo intenté...a partir de ahí me inscribí en Greenpeace, empecé a reciclar y a cogerle gusto a la ropa "hippie", recortaba cualquier noticia que apareciese en el periódico sobre medioambiente,...y cuando la etapa de instituto llegó a su fin, empecé a estudiar, por fin, la carrera que parecía hecha a mi medida.
Cuando terminé los estudios y me tocó inmiscuirme en el mundo laboral, opté por la rama de la enseñanza. Es un  trabajo que te permite transmitir tus ideas y convicciones a unas cabecitas que son como esponjas cuando se lo proponen, y como profesora de biología y geología que soy, siempre intento hacer mucho hincapié en todas las cuestiones relacionadas con el medioambiente.
Bueno, viendo que me estoy desviando un poco de la intención de este post, voy a retomarlo de nuevo. Como decía, mis comienzos como "pseudo-ecologista", se deben a un libro para adolescentes, y no podría estar más agradecida a sus autores por haberme permitido adentrarme en un mundo apasionante.
Todo lo relacionado con la Tierra, la naturaleza y la vida me parece alucinante, y cuantos más conocimientos tengo sobre el tema,  solo sé que no sé nada, que diría Descartes. Es increíble pensar que hasta el más ínfimo ser vivo, llámese ameba, bacteria o ácaro, tienen un papel trascendental para el funcionamiento del planeta. Pero más increíble es aún el hecho de que cada ser vivo proceda de una sola célula microscópica, a partir de la que se van creando todas las formas de vida que conocemos.
Quiero decir, ¿no os parece increíble que a partir de un óvulo y un espermatozoide se forme una célula, que se irá dividiendo y transformando durante nueve meses hasta formar un bebé? ¿y no os parece increíble también que absolutamente todo esté perfectamente diseñado y programado para tal fin? ¿y que la responsable de todo eso sea una simple celulita microscópica? ¿y que TODOS los seres vivos se forman a partir de esa celulita? Cuanto más pienso en estos temas, más cuestiones nuevas me vienen a la cabeza, y más frustrada me vuelvo por no lograr comprenderlo del todo.
Conclusión: "yo pienso que es mejor no pensar".

Buen fin de semana!
Olaya




domingo, 2 de noviembre de 2014

Neverendingsmile ;)

"Si lloras por haber perdido el Sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas..."
Rabindranath Tagore
 
          Hoy voy a utilizar el blog como "autoterapia" porque no está de más, de tanto en tanto, recordar todas las cosas buenas que te ofrece el día a día. La melancolía está bien, pero para un ratito. Porque lo que te impulsa hacia delante no es la melancolía ni el sentimentalismo, sino el afán de superación y el deseo de mejorar. Y digo mejorar en su más amplio sentido de la palabra, porque todas y cada una de las experiencias que vivimos, tanto las buenas como las malas, nos ayudan a hacerlo.
         Así que, ahora que parece que se ha terminado el "veroño", que las lágrimas que caigan sean solo las que se desprenden de las nubes...Todos tenemos mil razones para ser felices, y hay otras tantas que aún no conocemos, pero que están aguardando, pacientes, que las encontremos.

         Un besito, y feliz domingo!
         Olaya



lunes, 27 de octubre de 2014

Una pequeña historia





Clarita era una niña despierta, de cabello negro azabache, carita redonda y expresiva, salpicada por miles de pequitas que daban un aire travieso a su rostro. Le encantaba el campo, la naturaleza, observar a los renacuajos en sus charcas, y jugar “a las casitas” en el depósito de agua que había cerca de su casa (su lugar favorito). Le encantaba el olor del mar, y bañarse en la playa. En la misma playa a la que sería fiel verano tras verano, muchos años más tarde.
           A Clarita le encantaba comer. Disfrutaba merendando junto a su hermano Susín grandes bocadillos de pan con chocolate unas veces, con mantequilla y azúcar otras. Pero lo que más le gustaba a Clarita era jugar a ser maestra. Colocaba al pequeño Susín  junto con sus muñecas, sentados en fila, y les daba lecciones de matemáticas, lengua, religión,…pero sobre todo de matemáticas, porque Clarita era un as en ese campo. “Tenéis que aprenderos la tabla del 2”, les decía la pequeña maestra, aunque en realidad, lo que hacía, era predicar en el desierto. Susín era demasiado pequeño para aprender las tablas de multiplicar, y sus muñecas…en fin, eran muñecas… Entonces Clarita se frustraba y se enfadaba por no conseguir sus objetivos, y se iba a buscar a su vecina Terería para jugar al cascayo o a la goma, y así liberar tensiones.


Como tantas niñas, Clarita sentía un inmenso amor por su abuela.

 Josefa era una mujer de esas que se dice “de bandera”.  Azotada por los sinsabores de la  cruenta guerra, y por la cruda realidad en la que se sumió después el  país, Josefa, o Fina d’a Caleya, como la conocían en el pueblo, era una superviviente nata. De ideales firmes e incorruptibles, lidió y cameló con osadía y suspicacia a toda esa gente de sospechosa y muy cuestionable sesera. Hablamos, claro está, de los que ganaron la batalla. Y es que la necesidad agudiza el ingenio. Con tres bocas que alimentar, y sin un marido que la ayudase (otro castigo de la guerra…otro más…), Fina se veía obligada a hacer alarde de su inteligencia natural y a exprimir al máximo su instinto de supervivencia, ganándose el respeto de quien más le conviniese en cada momento. Se podría pensar que Fina se vendía, pero no lo hacía. En ese caso el fin justificaba los medios.

Fina tuvo tres hijos: Juan, Pepín y Feliciano. Juan era el pequeño, y como tantos otros niños de la época, murió a muy temprana edad a causa de unas intensas fiebres que azotaban a la población y atacaban sin compasión a unas vidas ya de por sí truncadas. Pepín y Feliciano, al contrario, crecieron felices bajo los atentos cuidados de su madre. Los dos se vieron obligados a abandonar la escuela siendo muy jóvenes para lograr salir adelante. Pepín se fue a trabajar a una incipiente industria metalúrgica, a un centenar de kilómetros de su casa. Feliciano, por su parte, debió partir un poco más lejos…a los 14 años, sin ahorros, con una maleta de cuero con sólo una muda, partió en un barco con rumbo extranjero, como dice la canción. Se fue a navegar: “A descubrir nuevos rumbos y horizontes”, le gustaba pensar a él. Con todas y esas, se le puede considerar un afortunado por no haber tenido que partir hacia las Américas, como tantos otros de la época. Al fin y al cabo, cada cierto tiempo, podía regresar a casa.

Y fue en una de esas visitas programadas cuando conoció a la que años más tarde sería su mujer. Se llamaba Valentina, y era una mujer elegante, tímida y muy selectiva. Tan selectiva era Valentina con sus pretendientes que su tía Luisa estaba convencida de que nunca encontraría un hombre a su medida y que se quedaría, como suele decirse, “para vestir santos”.

Pero ese hombre llegó y, no sin  hacerse de rogar, consistió llegar hasta su corazón. Se casaron en una capilla humilde con una sencilla ceremonia y pocos invitados. Nueve meses más tarde nacería Clarita, y cuatro años después lo haría Susín.

Clarita y Susín se criaron sin opulencias, pero nunca les faltó de nada. Cuando llegaban las fiestas del pueblo era tradición estrenar ropa y zapatos, y aquello se convertía en la más inmensa felicidad, sobre todo para Clarita que, como todas las niñas, era coqueta y presumida. Una tarde de septiembre, a Clarita le compraron unos zapatos nuevos. Tan contenta estaba con aquellos zapatos que tanto le gustaban que no los perdía de vista en ningún momento. Jugaba con ellos, dormía con ellos, se los ponía a las muñecas,…hasta que un día (dos días antes de su gran estreno), los zapatos desaparecieron. Buscaron y buscaron y los zapatos no aparecían por ningún lado. Valentina reñía, Clarita lloraba, Susín jugaba ajeno a lo que ocurría, y Fina, tras darle muchas vueltas, concluyó que habían sido “los titiriteros”, como llamaban a los que acudían al pueblo con puestos ambulantes para las fiestas, los que se los habían llevado. Conclusión, Clarita sin zapatos para estrenar…¡un drama!

Resignada a llevar a la fiesta unos zapatos viejos, cuando todas sus amigas y sus primas irían de estreno, salió a jugar un poco. Se fue al poste de la luz donde jugaba muchas veces, y fue entonces cuando encontró, tapados con hojas de helechos y envueltos en un paño, los preciados zapatitos blancos, junto con un par de piedrecitas verdes que había cogido en la playa durante el verano. Clarita no podía estar más feliz por haber encontrado sus tesoros que ella misma había escondido tan bien, tan bien, que nadie los podía descubrir. De hecho, ni ella misma recordaba su escondite secreto... Cuando la pequeña los llevó, radiante de felicidad a su casa, Valentina continuó riñendo un rato más por lo despistada que había sido, Fina salió a dar un paseo dando las gracias a Dios, y Susín continuaba jugando, sin enterarse de nada. Al día siguiente fueron las fiestas del pueblo, y todo se quedó en una historieta que contar.

Este ha sido un pequeño extracto de la vida de unas personas admirables. Aún tendrían que ocurrir cientos de anécdotas en sus vidas, tendrían que vivir los momentos más amargos pero también disfrutar los más felices.  

 

jueves, 23 de octubre de 2014

Otoño llegó!

Buenos y soleados días!!
Hoy me he levantado de un humor estupendo, en parte gracias a este veranín en pleno otoño que nos está acompañando estos días...Esperemos que nada me lo arruine ;)
Y es que el otoño es mi época favorita del año, y si encima hace este tiempo tan increíble, al que no estamos muy acostumbrados por estas tierras, pues...mejor imposible!!! Así que a disfrutar mientras la meteorología nos lo permita :)
El otoño es, desde siempre, una época muy especial para mí. Desde que era muy pequeña, ansiaba que llegase septiembre, porque empezaba el cole (sí, era así de repelente...), era el mes de mi cumpleaños, y por si fuera poco, eran las fiestas de mi pueblo!!! Así que era un mes de inmensa felicidad para mí.
A medida que pasan los años, esas perspectivas fueron cambiando un poco....la vuelta al cole ya no es tanto motivo de alegría (más bien de ¡trágame Tierra!), el cumpleaños, aunque siga siendo importante para mi, pasa a un plano menos relevante, y las fiestas del pueblo...bueno, las fiestas del pueblo siguen haciéndome ilusión aunque, en lugar de vivirlas en los bancos de los coches de choque fichando el coche más rápido para, cuando terminase esa vuelta, subirme y ser "la jefa", las disfruto de otra forma. Recuerdo que hace unos años me volví a subir después de mucho tiempo sin hacerlo, y ahí es cuando me di cuenta del inexorable paso del tiempo... ¡qué golpes más fuertes y qué dolor de espalda y cuello! Y yo que invertía todo el dinero que me daban para las fiestas en esos coches...
Aun así, esta sigue siendo mi estación favorita. El colorido de los árboles, las hojas secas formando alfombras, las setas, las castañas y las nueces, las tardes en el sofá con una mantina y un buen libro o una buena peli, desempolvar los gorros y bufandas de lana,...
Y como particular homenaje al otoño, hoy os traigo un "Apple Crumble" (o sea, una tarta de manzana para los que no estéis muy puestos en el inglés), con manzaninas asturianas de esas que están absolutamente deliciosas, con un contraste entre dulce y ácido que las hace únicas y que, cómo no, sólo se pueden conseguir en esta época.
El "Apple crumble" es un postre típico inglés, y es muy sencillo de realizar en cualquier momento, porque los ingredientes que lleva son los que todo el mundo tiene siempre en sus armarios. Ahí va la receta:

Ingredientes:
- 1 kg de manzanas
- 4 cucharadas de margarina
- 4 cucharadas de azúcar (blanca y moreno)
- 6 cucharadas de harina
- media cucharadita de canela
- nueces y uvas pasas (opcional)

Preparación:
En primer lugar peláis las manzanas y las cortáis en gajos (no hace falta que sean muy finos). Les añadís una cucharada de margarina y una cucharada de azúcar moreno, y las ponéis en una sartén para que se vayan haciendo, hasta que quede una especie de compota, pero sin que las manzanas se deshagan del todo, ya que tienen que quedar los gajos enteros.
Mientras se hacen las manzanas, hacemos la masa con la harina y el azúcar y margarina restantes. Hay que formar "migas", en lugar de hacer la típica masa extendida. Para hacer las migas, lo que yo hago es coger con las yemas de los dedos pequeñas cantidades de los ingredientes y soltarlas, y así se van formando solas.
Cuando las manzanas estén listas (las podéis probar, y si no están lo suficientemente dulces le podeis añadir más azúcar; eso es cuestión de gusto), añadís las nueces y la media cucharadita de canela, e introducís el mejunje en el molde que vayáis a usar. A continuación lo cubrís completamente con las migas, y lo introducís en el horno, a 180 ºC, durante una media hora, o hasta que la masa esté bien doradita. Y voilá! Listo! Tenéis que probrarlo porque os aseguro que está delicioso y además es muy fácil, muy sano y muy barato. Las manzanas pueden ser tipo Golden también, aunque no está tan rico como con estas manzaninas.



                                     

                                     


Espero que os animéis a hacerlo y que lo disfrutéis mucho!!
Un besín, y hasta la próxima!
Olaya

miércoles, 15 de octubre de 2014

Pa-ta-ta!

Viajar. Mi gran pasión. Me encanta, disfruto de cada rincón y cada momento como si fuesen únicos...que lo son... No importa el sitio: mar, montaña, gran ciudad, aldea, norte, sur, este, oeste...Me empapo de cada olor, cada color y cada sonido, e intento recogerlos e inmortalizarlos de la mejor forma posible; y como mi memoria me suele jugar malas pasadas, siempre me acompaña mi adorada cámara, mi mejor compañera de aventuras.
Desafortunadamente viajo muchísimo menos de lo que me gustaría, aunque en general, no suelo desaprovechar ninguna oportunidad que se me pone por delante. Hoy os dejo unas fotos de algunos de los lugares en los que he estado, bien por ocio, trabajo o estudios. ¡Espero que os gusten!


 Morón de la Frontera (Sevilla): Típico pueblo de la campiña sevillana, con sus casitas blancas rodeado de campos de olivos.


 Coney Island (Nueva York): región al sur de Brooklyn, donde se encuentra un parque de atracciones construido durante los locos años veinte, que te transporta totalmente a esa época. Un lugar maravilloso para los amantes de lo retro y vintage.

 Estas tres fotos son tomadas en Chaouen (Marruecos). Es un pueblecito precioso, con todas las casas pintadas en ese azul celeste, para ahuyentar a los mosquitos (o al menos eso dicen los lugareños, aunque a mí me picaron unos cuantos...)



 El Rocío (Huelva): más allá de todas sus connotaciones festivas y religiosas, el entorno del pueblo  y sus colores son espectaculares.

 Plaza Mayor de Madrid

 Plaza de España (Sevilla)


 Típico gatito de la isla de Creta, observando una típica puerta azul de las casas griegas.

 
Ibón del Anayet (Pirineos)
 
Sin más, me despido por hoy. Un besote,
Olaya

jueves, 9 de octubre de 2014

Tranquilo majete

¡¡Hola, hola!!
Heme aquí dispuesta a inaugurar oficialmente el blog ;)
Empezaré contando algunas cositas sobre mí, aunque los pocos que sabéis de la existencia de este blog las conocéis al dedillo...;)
Me llamo Olaya (de ahí lo de Yaya del título, porque así me llamaban cuando era una enana), y vivo en un diminuto pero encantador rincón del occidente asturiano. Mis pasiones son la música (toco el piano desde que tenía 8 años), la naturaleza, viajar y la fotografía.
Adoro mi tierrina, y como buena asturiana me encanta la buena cocina, últimamente estoy haciendo mis pinitos en ese campo (provengo de una "mini-saga" de cocineros, de la que ya os hablaré otro día).
Me considero una persona tranquila, bastante sensata (excepto cuando no lo soy, jaja) y con un alto sentido de la justicia. Es por ello por lo que últimamente, y a tenor de todo lo que está ocurriendo en este país (de pandereta), me encuentro un poco más alterada de lo normal, pesimista y desanimada respecto al rumbo que está tomando esto. No sé si es que estamos tontos o dormidos, si nos han lavado el cerebro, o qué narices es lo que nos pasa, pero no puedo entender que, día tras día, nos estén tomando el pelo como a niños, y nosotros (por supuesto me incluyo) nos quedemos en casa, viendo cómo se ríen en nuestra cara una panda de ineptos corruptos. Si no teníamos suficiente con los fraudes millonarios a hacienda (que por cierto, "somos todos"... JA!), la corrupción, los recortes sociales en sanidad y educación, la privación de derechos y libertades, y un largo etcétera, ahora resulta que, porque sí, porque les dio la gana, provocan un caos en el sistema sanitario al introducir voluntariamente un virus letal que a saber cuántas víctimas se va a cobrar. No sé si esa gente duerme tranquila por las noches, pero yo desde luego no lo haría, sabiendo que soy la responsable directa de este problema y la culpable de las muertes que se produzcan (si es que, y ojalá no suceda, se producen más).
Y aquí nadie dimite, nadie asume responsabilidades, todo el mundo tira balones fuera. Eso sí, que no se le ocurra a ninguno de vosotros cometer la más mínima irregularidad; ni se os ocurra robar una manzana en un supermercado para alimentar a vuestros hijos, porque las estéis pasando canutas ahora que se os acabó el paro, tenéis una hipoteca y dos niños pequeños a los que sacar adelante. Porque podéis tener muy claro que cuando habéis cogido esa manzana, ha quedado grabado, seréis denunciados, y quizás dentro de unos siete años tengáis que ir a la cárcel por ese hurto. Porque lamentablemente así funciona este país. Lo que me recuerda a la famosa frase de George Orwell, de su libro "Rebelión en la granja":
TODOS SOMOS IGUALES ANTE LA LEY (PERO ALGUNOS MÁS QUE OTROS)
 
Bueno, pues con esta reflexión me despido por hoy. No quiero resultar pesada con estos temas, así que en los próximos posts prometo ser más optimista y compartir otro tipo de reflexiones (lo juro por Snoopy ;)).
Hasta la próxima,
Olaya
P.D: hoy os dejo una canción que viene que ni pintada, de un grupo muy buen rollero que siempre me gustó.
 
 
 
 



lunes, 6 de octubre de 2014

Toma de contacto

¡¡Sí, sí, sí!! Por fin he conseguido sentarme delante del ordenador y dar comienzo a esta nueva aventura....Hacía mucho tiempo que tenía en mente crear un blog en el que hablar de mil cosas, y ha tenido que ser esta lluviosa tarde de octubre la que me diese el empujón que me hacía falta...Gracias otoño!!!
Desde pequeñita siempre me ha gustado escribir diarios (aunque he de reconocer que nunca fui muy constante), pero desde hace unos cuantos años no lo hago...Así que, ¿qué mejor forma de retomar una vieja costumbre que creando un blog?
Esta es sólo mi primera toma de contacto con el mundo "bloguero", mañana me presentaré como es debido ;)
Besitos,
Olaya.